Parece que está de moda tener problemas digestivos. En nuestro centro encontramos a diario casos en que interviene el sistema digestivo y, sí, cada vez son más.
Gluten es una palabra que deriva del latín y que significa “cola”, porque ayuda a aglutinar las harinas para hacer subproductos como el pan, las masas de pizza, la pasta y demás. La función del gluten en el proceso de fermentación de cualquier alimento a base de harinas es precisamente ayudar a que se infle, cuanto menos en nuestro organismo. Cabe decir que lo esponjoso de los panes que comemos no se daría si no contuviesen gluten, por eso la mayoría de personas suelen coincidir en que a los productos sin gluten “les falta algo”.
El gluten es una molécula compuesta por dos proteínas, los que padecen la enfermedad celíaca lo saben bien: las gluteninas y las gliadinas. Se puede ser alérgico a una, a otra o a las dos. También se puede ser especialmente sensible a cualquiera de las dos. Lo que quiero decir es que no es necesario ser alérgico para crear una reacción de sensibilidad a estas proteínas y, por tanto, iniciar un proceso de inflamación.
Estamos muy acostumbrados a oír a los pacientes decirnos que se han hecho la prueba genética de alergia al gluten y que les ha salido negativa. Y si bien es cierto que pueden no ser alérgicos al gluten y a sus proteínas, nos encontramos que todos mejoran en cuanto lo eliminamos de la dieta. Si no son alérgicos, ¿por qué sucede esto? ¿por qué mejoran todos sus síntomas si el problema no es el gluten? La respuesta es sencilla: señoras y señores, el problema SÍ es el gluten.
No nos cansamos de decir y explicar a nuestros pacientes, clientes y amigos que alergia e intolerancia son cosas distintas. Y que en el examen médico se suele mirar la alergia, pero no se tiene en cuanta la intolerancia, porque sí, de un modo u otro, el gluten no se tolera bien. Y puede ser que no tengamos mucho síntoma intestinal, sin duda. Lo que sucede es que el gluten puede influir en los procesos inflamatorios del organismo sin tener que dañar el intestino delgado, que es donde se dan normalmente las hiperreacciones con los alimentos. Recordemos que las intolerancias alimentarias suelen ser respuestas exageradas de nuestro sistema inmunitario, que en aras de cuidarnos nos acaba haciendo daño. También es común encontrar pacientes con deficiencia en la liberación de enzimas digestivas que les ayuden a digerir los compuestos, pero son los menos y, en todo caso, tampoco toleran bien el gluten.
La Naturopatía Ortomolecular trata con bastante éxito este tipo de intolerancias y, si bien el primer paso es eliminar el alérgeno de la dieta, la reparación de la mucosa intestinal y la cicatrización de la pared intestinal son nuestras principales bazas a tratar. Aun así, no olvidamos que el gluten puede producir inflamaciones en otras zonas de nuestro organismo, incluso a nivel cerebral. De ese modo también apoyamos los procesos de limpieza y detoxificación del organismo.
En Ananda Bio nos hemos especializado en tratar alteraciones digestivas, tanto a nivel intestinal como estomacal o hepático. Te queremos invitar a que nos visites y nos cuentes tu problema, nos encantará poder darte nuestro punto de vista y explicarte todas las posibles soluciones disponibles. Tu salud y tu vida se verán gratamente beneficiadas si tomas esa decisión. ¡Salud!
Pau Elias Mondelo
Naturópata y Coach en Nutrición Ortomolecular
Colegiado Nº 3248 ONC Fenaco
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