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A por un otoño saludable - Puede ser tu amigo en contra de los resfriados

28 de Septiembre de 2022

Este mes, el maravilloso octubre, nos toca hablar de sistema inmunitario y alergias. Para empezar sólo quiero que veas estos dos problemas como las dos caras de la misma moneda: una inmunodeficiencia, como un resfriado, nos dice que nuestro sistema inmunitario está flojo, que no está despierto o que ha sufrido una baja por algún motivo; por el otro lado, una alergia no deja de ser una hiperreacción del sistema inmune. Así que cuando el sistema inmune está bajo, caemos, pero cuando está demasiado alto, reaccionamos.

A por un otoño saludable - Puede ser tu amigo en contra de los resfriados

En este artículo te voy a enseñar a cómo tener un sistema inmunitario en su sitio, ni muy bajo, ni muy alto. Recuerda que caer enfermos de vez en cuando es necesario. La frase de: “la inmunización viene cuando pasas una enfermedad” es tan cierta como el sol que sale cada mañana. Así que, tengas síntomas o no los tengas, porque tu sistema inmunitario está on-fire, debes pasar por una enfermedad para que tus defensas se especialicen en el patógeno y creen anticuerpos.

En todo caso, existen elementos en la naturaleza que estimulan a tu sistema inmunitario y algunas circunstancias concretas que le afectan, para bien o para mal. En este artículo te hablaremos de las cosas que le van bien a tu sistema inmunitario y de las que le van mal, por supuesto.

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Y esto lo haremos en sus dos vertientes más descaradas, las inmunodeficiencias y las hiperreacciones (alergias). ¿Me acompañas?


1. El sistema inmunitario: ese compañero silencioso que cuando habla, agárrate

Vamos a dar un pequeño repaso a uno de los sistemas del cuerpo humano. Volvamos al colegio por un rato y repasemos que es eso del sistema inmunitario.

Se trata de uno de los sistemas del cuerpo humano encargado de mantener a raya a los patógenos, a saber, virus, bacterias, hongos y parásitos. Está compuesto por diferentes órganos: timo, ganglios linfáticos, vasos linfáticos, bazo, mucosas, amígdalas, piel y médula ósea.

Cuando los patógenos entran en nuestro organismo proliferan a billones por segundo. El sistema inmunitario es una red de tejidos, células y órganos encargados de detener esta proliferación para mantener al cuerpo con vida.

Mola, ¿no? Bien. Ahora imagínate que tu sistema inmunitario está deprimido (se habla de sistema inmunitario deprimido cuando no está tan activo como de costumbre o en circunstancias normales) y no tiene capacidad de responder a la demanda de patógenos a los que nos exponemos diariamente. Cuando eso sucede no somos capaces de responder frente a la enfermedad y caemos en ella. El siguiente paso es que aparece la sintomatología relacionada con esa enfermedad, (esto son los estragos que causan los patógenos descontrolados en nuestro organismo), vamos al médico, nos diagnostica, (esto es: reconoce la enfermedad), y nos ofrecen un tratamiento farmacológico para tratarla, ya sea a nivel alopático (síntomas) o curativo.


1.	El sistema inmunitario: ese compañero silencioso que cuando habla, agárrate

Esta es la ruta normal cuando caes enfermo por algún motivo. Pero ya te digo yo que mola mucho más no caer enfermo. Te estarás preguntando que si mola tanto no caer enfermo, porque decía más arriba que coger una enfermedad es lo que nos inmuniza contra ella. Bien, buena pregunta, y de fácil respuesta y entendimiento. Coger una enfermedad no siempre presupone que vas a sufrir la sintomatología relacionada. Te pongo un ejemplo para que lo entiendas rápido:

Tu pareja se resfría y vivís juntos. Respiráis el mismo aire, coméis de la misma bandeja, os besáis, etc. Tu pareja presenta síntomas relacionados con el resfriado, (mocos, dolor de cabeza, estornudos, etc.) y tu no. ¿Quiere decir eso que uno está infectado con el virus del resfriado y el otro no? Pues claro que no. Lo único que quiere decir es que uno tenía el sistema inmunitario deprimido, y por eso el virus ha provocado sintomatología, y el otro tenía el sistema inmunitario activo, ha cogido el virus, pero la batalla interna de a ver quién gana, si el virus o sus defensas, han ganado las defensas, de ahí que no presente sintomatología. Es decir, los dos cogen el virus, pero solo uno sufre las consecuencias y estragos, porque el otro tiene las defensas al día. De ese modo, el que no presenta síntomas, ha cogido también la enfermedad pero sus defensas han respondido de mejor manera al ataque del virus, pero ese también se inmuniza, ya que el patógeno, en realidad, ha entrado en su organismo. ¿Se entiende?

A modo de resumen, aunque no presentes síntomas relacionados con una enfermedad no quiere decir que no la hayas cogido. Puedes contraer una enfermedad, inmunizarte contra ella y no haber notado nada de nada. Es eso que se ha puesto tan de moda ahora que llaman un “asintomático” (sin síntomas).

En el siguiente capítulo voy a intentar explicarte un poquito sobre alimentación nutritiva y sistema inmunitario para tengas la base de saber qué es aquello que le irá mejor a tus defensas y que es mejor que evites, tanto para ti como para tu hogar.

2. Alimentación y sistema inmunitario: ¿Qué comen tus defensas?

Bienvenidos a otra masterclass sobre alimentación y nutrición. Tus defensas no comen Actimel, un veneno lleno de un tipo de cepa (L. casei inmunitas) usada para cebar a las vacas. Sí, engorda. Y predispone a tu organismo a engordar. Además, se trata de una bacteria que ya fabricamos, su consumo prolongado está prohibido por un proyecto de ley, pero lo han hecho tan bien con la publicidad que ningún consumidor es capaz de percibir ese aviso que están obligados a comunicarte.

¿Lo ves? Este es un claro ejemplo de nutrición fraudulenta. Las empresas harán lo posible para que compres su producto, aunque sea engañarte. Crees que estás tomando un producto bueno para tu salud y estás haciendo diametralmente lo contrario. Esto deriva de los acuerdos entre industrias agroalimentarias y las farmacéuticas. Si creas la necesidad (enfermedades) puedo vender mi producto (medicamentos).

En fin, es evidente que algunos alimentos, llamémoslos a todos así, sean buenos o no, serán mejores para tu salud que otros. En esto coincidimos, ¿no? Por si no lo has visto muy claro ya, no es lo mismo comer donuts todos los días que fruta todos los días. Bien, una vez tenemos un concepto medio claro de alimento bueno vs. alimento malo vamos a intentar explicar el porqué.

2.	Alimentación y sistema inmunitario: ¿Qué comen tus defensas?

Ya os había hecho una pequeña avanzadilla en el punto anterior. Un alimento puede ser desde tremendamente horrible para la salud a excepcionalmente sano. Por poner un ejemplo extremo para que se vea con claridad: un producto de bollería industrial con harina de la pero, calidad, lleno de azúcares y aditivos químicos sintéticos no es lo mismo que un albaricoque recogido de tu huerto en el momento óptimo de recolección. Es un ejemplo tonto, pero si te paras a mirar, la alimentación de la mayoría de las personas se basa en productos envasados de dudosa calidad. Si vas al supermercado y observas un rato lo que la gente compra verás bebidas carbonatadas, snacks fritos y con potenciadores del sabor, enlatados, encurtidos, y todo, todo, incluso la fruta, envasado con plástico.

Pocos son los que se toman un rato para ir al mercado y visitar a la mujer que tiene las mejores naranjas, al hombre con los frutos secos a granel, el señor de los huevos de gallina de pienso natural o la señor de la lechuga romana y tomates de Montserrat. Ese tiempo dedicado a la búsqueda de los alimentos más adecuados es un tiempo dedicado a tu salud. Al final, eres lo que comes. Y luego no nos extrañemos de contraer enfermedades.

Alimentos a primar para el sistema inmunitario:

  • Fruta
  • Verdura
  • Frutos secos
  • Semillas
  • Algas
  • Legumbres
  • Hortalizas
  • Bulbos
  • Setas y hongos (especialmente)
  • Flores (sí, flores… las flores se comen…¿¿te comes un cerdo y te extraña que las flores se coman??)

Por otro lado, la cocción también juega un papel importante en lo que a nutrientes se refiere. Partiendo de la base de que, si la nutrición óptima nos asegura un buen funcionamiento del sistema inmunitario, valorar el tema de la cocción también parece coherente. La idea será siempre cocer por debajo de los 100°C. A esa temperatura se reduce considerablemente la pérdida de los nutrientes hidrosolubles.

Preferir vapor y horno antes que el frito también será bueno para la manutención de los nutrientes, ya que el aceite caliente se oxida y se carga otro tipo de nutrientes, los hidrosolubles.

Aunque lo cierto es que deberías preferir comer crudo la mayoría de las veces. Los alimentos crudos conservan todos sus nutrientes y no necesitan de ningún aderezo para disfrutar de su sabor. Por supuesto, estamos hablando de frutas, verduras, frutos secos y demás. Este será el método escogido para que nuestro sistema inmunitario disfrute de la alimentación como tú.

La otra cara del problema en relación con el sistema inmune y la alimentación deriva de la problemática con el intestino. Los últimos estudios indican que las patologías autoinmunitarias, como las alergias, las hiperreacciones y otras más graves como las dermatitis, la esclerosis, la diabetes tipo II y demás, tienen un origen en un intestino dañado.

El intestino hace de barrera entre lo que comemos nosotros y lo que comen nuestras células. Recuerda que tú comes una manzana pero tu organismo come los nutrientes de esa manzana, la manzana en sí la eliminas cuando vas de cuerpo.


Esto es importantísimo porque sí bien las alergias son relativamente llevables, las patologías autoinmunitarias graves no lo son. Y como afectan a nuestro sistema inmunitario, tengo que explicaros sobre ellas.

Una patología autoinmunitaria (enfermedad autoinmune) es una enfermedad que se da en el momento en que tu propio sistema inmunitario te ataca. Ese ataque provoca daños muy concretos a los que llamamos, generalmente, enfermedad autoinmune y, más concretamente, el nombre de la enfermedad que haya aparecido.

Te estarás preguntando qué sentido tienen que tu propio sistema inmunitario te ataque y el porqué de que haga tal cosa. En realidad, cuando aparece la patología, tu sistema inmunitario está intentando salvarte, protegerte, pero por el camino te daña.

Funciona del siguiente modo. Dependiendo de diversos factores, los alimentos pueden dañar la pared intestinal, alterando la mucosa y perforando la pared. A esto se le llama hiperpermeabilidad intestinal. Esto quiere decir que el intestino ha dejado de ser impermeable, ahora los alimentos son susceptibles de traspasar la barrera intestinal y llegar a sangre. Esto nunca debería suceder. Lo que llegue a sangre debe ser aquello que el intestino haya preseleccionado para que entre, nunca aquello que, por cuestiones mecánicas (hiperpermeabilidad intestinal), acabe entrando.

En todo caso, cuando aquello que no debería estar en sangre, llega a ella, el sistema inmunitario se activa para detenerlo y gestionarlo. Se liberan proteínas proinflamatorias llamadas lectinas y empieza un proceso grave de inflamación que, lentamente, va creando células específicas que te atacan y te dañan, en aras de tu salud, pensando que te están ayudando, pero dañándote en el proceso.

Una enfermedad autoinmunitaria no se cura. En el momento en que el organismo crea células específicas del sistema inmunitario, para que te ataquen, no dejarán de hacerlo. La buena noticia es que sólo lo harán si encuentran una vía de expresión, es decir, si logran expresarse. Así, podemos vivir asintomáticamente con una patología autoinmunitaria si damos los pasos adecuados para que esas células no logren expresarse.

En resumen, una alimentación adecuada, de proximidad, sana y cruda, sin procesados, sin aditivos químicos sintéticos, sin envasados y ecológica promocionará la buena salud al disponer de los nutrientes necesarios para la salud óptima. Recuérdalo la próxima vez que te vayas a meter algo en la boca.


3. Deporte y sistema inmunitario

La práctica de deporte es capital para la manutención de una salud de hierro. Recordemos que en Ananda BIo siempre hablamos de una salud óptima, eso está por encima de la buena salud o de la simple salud. Una salud óptima es posible si se llevan a cabo diferentes actos importantes para la manutención de la maquinaria que nos lleva en este viaje llamado vida.

Así que, como no, el deporte es imprescindible para ello. No estoy hablando de que nos reventemos haciendo deporte, hablo de sudar un poco cada día.

Podría ser caminar rápido, correr al trote y caminar cuando estemos cansados o ir en bicicleta, pero no de paseo. Se trata de sudar. Eso querría decir que tu corazón se ha activado, que tus arterias se han abierto, que estás limpiando los restos que quedan adheridos en las arterias, que tus antioxidantes se ponen en marcha, que eliminas toxinas a través del sudor y que tu sistema linfático se limpia y produce más defensas.

El deporte te asegura una calidad de vida en lo que a físico se refiere para cuando seas mayor. Pero no solo eso, mientras hagas deporte, tu vida será mejor, más plena, más energética y feliz y eso también afecta positivamente a tu sistema inmunitario.

Y como todo, empezar a crear un hábito no suele ser fácil. Proponte coger 30 minutos para ti día sí día no y mantenlo durante seis meses. Te aseguro que tu vida mejorará diametralmente en tantos aspectos que empezarás a querer más salud en tu vida. Y eso será el inicio de una buena alimentación y de una vida más plena, para ti y para los tuyos.


3.	Deporte y sistema inmunitario

Hacer deporte libera ciertas hormonas relacionadas con el sistema inmunitario, te hace sudar y limpiar el sistema linfático, encargado de crear células del sistema inmune, te mantiene activo, con una buena circulación sanguínea para que los nutrientes y las células específicas lleguen a todas las partes de tu cuerpo. Eso es salud y salud es lo contrario a enfermedad. El deporte hace que respiremos más profundamente, en busca de una cantidad de oxígeno más elevada, pero en el camino hay una capacidad de eliminación de bacterias importante, lo que te hace menos propenso a contraer enfermedades relacionadas con los pulmones. Además, la elevación de la temperatura durante el entrenamiento hace que ciertas bacterias y virus mueran.

Y quizás la parte más importante del deporte esté relacionada con el estrés. El estrés elevado hace que liberemos cortisol. El cortisol es la hormona que regula nuestro estrés. Pero hace otras cosas además, la más perniciosa: deprime al sistema inmunitario.

El deporte ayuda a la gestión del estrés y por tanto, a la liberación de cortisol. Cuando el cortisol está controlado tu sistema inmunitario no se deprime, al menos no por esa razón. Así que ya sabéis, leña al mono.


4. Evacuación y sistema inmunitario

El cuerpo tiene diferentes vías de eliminación de toxinas y si bien, con el apartado anterior, el deporte, nos aseguramos de sudar y eliminar toxinas a través del sistema linfático y los ganglios linfáticos, existen otros métodos que deberían ser diarios.

Cagar y mear. Sí hijos míos, sí. Todos cagamos y meamos, no os escandalicéis. En principio debería ser un acto diario, pero cuando os explique algunas cosas quizás os sintáis identificados.

Tengo pacientes que van al baño, de cuerpo, una vez cada cuatro días. Increíble. Eso no puede ser… cuatro días comiendo sin eliminarlo del cuerpo… Eso fermenta y putrefacta en tu interior. Se pudre dentro de ti. El intestino es poroso y reabsorbe el agua del intestino. Si tus paredes intestinales están llenas de restos, lo que se reabsorbe es un agua extremadamente sucia y tóxica, que es donde nadan tus células. Esa agua llena de toxinas, de bacterias y de todo lo innombrable, es altamente ácida y en un terreno ácido proliferan encantados virus y bacterias y, en serio, no es momento de dejar que proliferen a sus anchas. Es momento de limitar y cuartar su paso por nuestro organismo.


4.	Evacuación y sistema inmunitario

El hecho de que no ates cabos y no veas que la evacuación determina en una grandísima medida no te exime de sus efectos. Si no vas al baño tienes muchos más números de coger una enfermedad relacionada con la acidificación del organismo y, esto es, vírica o bacteriana.

Otro de los motivo de poder evacuar correctamente es precisamente que la flora intestinal no se vea afectada. Cuando no evacuamos correctamente nos encontramos con el problema de la aparición de flora patógena. Ese tipo de flora promociona las enfermedades y es muy peligrosa. Así que no evacuando tenemos dos frentes peligrosos abiertos: el primero, la proliferación de flora patógena; el segundo, la limitación de la flora bacteriana sana, con lo que ello conlleva, que lo has leído más arriba.

Por favor, si no vas al baño al menos una vez al día, empieza por aquí. Esto no solo mejorará tu sistema inmunitario, mejorará toda tu vida: más energía, mejor humor, más capacidad, más agudeza… Habla con nuestros profesionales o con los que quieras pero, por favor, soluciónalo.

<<  Aquí Consulta Personalizada >>

5. Suplementos y sistema inmunitario

Y bien, llegamos a la parte que más me gusta de nuestra serie de guías para la salud… ¡La suplementación! Y, ¿por qué es mi parte preferida? Fácil. Si comes fatal, si no haces deporte ni bebes agua y si no vas bien al baño, los suplementos para el sistema inmunitario te funcionarán también.

Estos artículos están pensadas para que hagas las cosas perfectamente y no te encuentres con problemas de ningún tipo pero si, de mientras, antes de que arregles otros problemas, tienes la necesidad de aumentar tus defensas… ¡los suplementos están ahí! ¡De tu lado!

Hay muchisimas cosas que puedes hacer para tratar tu sistema inmunitario a nivel de suplementación natural y, como no, sabéis que soy amante de los multinutrientes, ¿verdad? Los multinutrientes te aseguran un aporte diario (normalmente las CDR’s) de los nutrientes más básicos que tu organismo necesita para mantenerse en el rango de salud óptima. De nuevo quiero recordaros que tener salud no es lo mismo que tener salud óptima. Pues bien, para estar entre los elegidos de la salud óptima, un multinutriente es básico. Con él puedes hacer excepciones porque, ¿a quién no le gusta un croissant de chocolate el domingo por la mañana? ¿O una torrada de pan con tomate acompañada de un buen queso una vez a la semana? Exacto, son alimentos que sabemos que no son buenos para la salud pero que, de vez cuando, ¿qué sería la vida sino?


5.	Suplementos y sistema inmunitario

En fin, voy a listaros los suplementos necesarios para mantener el sistema inmunitario en perfecto funcionamiento, pero lo voy a hacer en dos fases (Indispensables/Recomendados):

1. Indispensables: Aquellos que debemos tener en casa como si fuese para el botiquín. De primera necesidad, vamos.

2. Recomendados: Aquellos que usaremos cuando ya estamos en pleno invierno, ya hemos caído o cuando queramos ir un paso por delante.


PREVENCIÓN

Indispensables


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Pau Elias Mondelo

Naturópata y Coach en Nutrición Ortomolecular

Colegiado Nº 3248 ONC Fenaco

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